Los retratos han costado 137.000 euros al banco de España y la sesión de fotos duró cinco horas

En las últimas horas, no se habla de otro asunto en la prensa nacional.

Los nuevos retratos de Felipe y Letizia acaparan gran parte de la atención mediática, y no es para menos.

El rey posa erguido, serio y con el ceño algo fruncido. Luce regio y cargado de condecoraciones.

La reina, en cambio, parece una estrella de Hollywood. Sin tiara ni diadema, mira a cámara y enseña hombro.

Las fotografías de Annie Leibovitz han despertado un sin fin de comentarios.

Unos alaban la obra y otros no comparten la visión de la artista. Para gustos, colores.

Y para color, el elegido por Annie para el chal que luce Letizia en la imagen.

Es de color frambuesa y pertenece a la firma Balenciaga. Tal y como asegura la periodista Nuria Marín, fue diseñado para una condesa invitada a la boda de Juan Carlos y Sofía.

De este modo, la reina habría rendido cierto homenaje a sus suegros.

Se trata de un guiño dirigido a los anteriores monarcas del que pocos se han percatado.

En el dedo índice de su mano izquierda, la esposa de Felipe esconde otro detalle curioso: luce un anillo que no pertenece al joyero heredado de la Reina Victoria Eugenia.

Tal y como desveló Raúl Rodríguez en ‘Ni que fuéramos Shhh’, se trata de una sortija de la firma italiana ‘Coreterno’ cuyo precio es de 89 euros.

Al parecer, Leonor y Sofía la compraron para su madre. Fue un regalo de las hermanas y Letizia ha decidido lucirlo en estos retratos que pasarán a la historia.

Otra de las cuestiones que se ha plateado es por qué los Reyes posan por separado. Según explica Nuria Marín en TikTok, no porque estén en crisis.

“La fotografía se repone como un díptico. La idea de Annie era marcar los orígenes tan diferenciados de Felipe y Letizia…”, explica.

Además, cuenta que la reina quiso lucir la diadema de la Flor de Lis sobre su cabeza, pero la fotógrafa se negó.

Esto también lo hizo durante la sesión fotográfica junto a la difunta Isabel II.

En aquella ocasión, la reina de Inglaterra se negó a retirar la corona de su cabeza.