El OSCURO SECRETO detrás de Joker 2: ¡Estaba todo PLANEADO! | HO

Arranquemos con una pregunta que muchos nos venimos haciendo desde que salimos del cine: ¿Qué carajo pasó con Joker 2? Todos esperábamos algo igual de épico, igual de crudo, igual de devastador que la primera película… ¡y lo que nos entregaron fue otra cosa completamente distinta! ¿Qué intentaron hacer? ¿Por qué fracasó? ¿Y qué se esconde detrás del supuesto “significado profundo” de esta película que, al final del día, no fue lo que nos vendieron?

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Desde que se anunció la secuela de Joker, titulada Folie à Deux, las expectativas estaban por las nubes. La primera entrega del 2019 fue un fenómeno cultural que sacudió tanto al público como a la crítica. Un relato crudo y devastador sobre la caída de Arthur Fleck, que tocaba temas sociales como la marginalización, la pobreza y la violencia sistémica. Con la secuela, muchos esperaban una continuación igualmente impactante. Pero lo que nos entregaron fue algo muy diferente, dejando a muchos desconcertados y preguntándose: ¿qué salió mal?

Joker 1 fue una obra maestra en muchos sentidos. Mostró cómo un hombre, completamente roto por la sociedad, llegaba a su punto de quiebre. Arthur Fleck se convirtió en una figura trágica con la que, sorprendentemente, muchos se identificaron, aunque su transformación en el Joker era moralmente condenable. La película abordó temas complejos de una manera brutalmente realista, dejando una marca indeleble en el cine contemporáneo.

Sin embargo, Joker 2 no logró replicar ese impacto. En lugar de una secuela que continuara explorando los oscuros temas de la primera película, nos encontramos con un musical extraño, con una narrativa que muchos consideraron confusa y desconectada. La secuela se alejó del realismo crudo que hizo tan poderosa a la primera entrega y, en cambio, nos sumergió en un mundo surrealista que dejó al público desorientado.

Pero, ¿fue realmente un accidente este cambio? ¿O había algo más turbio detrás de todo esto?

La secuela, en teoría, pretendía explorar un concepto interesante: el “Folie à Deux”, un trastorno psicótico compartido entre dos personas. Harley Quinn, interpretada por Lady Gaga, era la pareja perfecta para acompañar a Arthur en este viaje de locura compartida. La relación tóxica y destructiva entre Joker y Harley ha sido parte de sus historias en los cómics durante décadas, y esta película tenía el potencial de profundizar en esa dinámica.

Pero el resultado final no fue lo que muchos esperaban. En lugar de un análisis profundo de la psicología de Arthur y Harley, nos encontramos con una serie de escenas desconectadas que no lograban capturar la misma intensidad emocional de la primera película. El elemento musical, que se suponía debía reflejar el delirio de Arthur, terminó siendo una distracción que rompía la inmersión del público en la trama.

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Sin embargo, aquí es donde comienza lo interesante. Lo que muchos no se dieron cuenta es que Folie à Deux no estaba diseñada para que nos identificáramos con Arthur, como lo hicimos en la primera película. Al contrario, la secuela tenía un propósito muy claro: romper el vínculo emocional que se había establecido entre el público y el personaje en la primera entrega.

Una de las razones por las que Joker 1 fue tan impactante es que muchos espectadores, aunque no lo quisieran admitir, se sintieron identificados con Arthur. Era un hombre que había sido aplastado por el sistema, marginado y maltratado hasta que finalmente explotó. Aunque sus acciones eran moralmente reprobables, el público podía entender por qué había llegado a ese punto de quiebre. En otras palabras, Arthur Fleck representaba a todas esas personas que se sienten ignoradas y pisoteadas por la sociedad.

Y aquí es donde entra el problema para Hollywood y los “poderosos”. No pueden permitirse que el público simpatice con alguien que se levanta violentamente contra el sistema. Un personaje como Arthur Fleck, que se convierte en un símbolo de la opresión y la rebelión, representa una amenaza para el status quo. Si el público comienza a identificarse demasiado con este tipo de figuras, empieza a cuestionar las estructuras de poder que lo mantienen oprimido.

Así que, en lugar de continuar esa narrativa en Joker 2, Hollywood decidió cambiar de dirección. Folie à Deux fue diseñada para que dejáramos de empatizar con Arthur. La película nos presentaba a un Arthur aún más roto, pero esta vez no se trataba de entender su sufrimiento, sino de verlo como el monstruo que el sistema siempre quiso que viéramos.

La inclusión del elemento musical y la narrativa confusa no fue un simple accidente o una mala decisión creativa. Fue un sabotaje deliberado. Hollywood no quería correr el riesgo de que el público continuara identificándose con Arthur y su lucha. En su lugar, introdujeron estos elementos desconectados para romper la conexión emocional que habíamos formado con el personaje.

El musical, en particular, fue una herramienta diseñada para distraernos. En lugar de sumergirnos en la psique de Arthur, como lo hizo la primera película, Folie à Deux nos sacó completamente de su cabeza. Nos hizo ver su locura desde una perspectiva externa, sin permitirnos comprenderla de la misma manera que lo hicimos en la primera entrega. El resultado fue que el público dejó de empatizar con Arthur y comenzó a verlo como un personaje confuso y extraño, en lugar de una figura trágica.

¿Qué Nos Deja Joker 2?

Al final del día, Joker 2 no fue solo una secuela fallida. Fue un intento calculado de Hollywood para destruir el vínculo que habíamos formado con Arthur Fleck en la primera película. La industria del cine no puede permitirse que el público simpatice con personajes que cuestionan el sistema, que se levantan violentamente contra la opresión. Así que, en lugar de continuar con esa narrativa, decidieron sabotearla.

Lo que Folie à Deux nos deja es una advertencia: los poderosos harán lo que sea necesario para controlarnos, para distraernos y para evitar que cuestionemos el sistema que nos oprime. La secuela de Joker no fracasó por accidente, fue un movimiento deliberado para asegurarse de que dejáramos de ver a Arthur como un símbolo de resistencia.

Así que, la próxima vez que veas una película de Hollywood y sientas que algo no cuadra, que te están vendiendo una narrativa extraña, pregúntate: ¿qué es lo que realmente están intentando que no veamos?