Está siendo uno de los conflictos de la nueva temporada televisiva.

La tensa relación familiar entre Sofía Suescun y Kiko Jiménez con Maite Galdeano, madre de Sofía, ha salido a la luz y se explota en los platós de televisión desde hace unas semanas. Y, visto lo visto, parece que el final no está cerca.

Cabe recordar que la influencer decidió echar de su vivienda a la autoproclamada ‘elegida de Dios’ tras una acalorada discusión. Desde entonces, muchos cruces de acusaciones, pero ningún viso de que la relación vaya a mejorar.

Lo último que se sabe del tema es que, según Miguel Ángel Nicolás, Galdeano estaría considerando la posibilidad de adquirir un espacio habitable cerca de las casas de su hija y su yerno, que residen en mansiones independientes, pero en la misma zona.

De este conflicto ha opinado Jorge Javier Vázquez en Lecturas. “Ella (Maite) es muy buena actriz, pero el papel de corderita degollada que asumió en el programa no le pega nada.

Estaba desentonada. Hablaba a media voz, a lo Sole Giménez, y resultaba poco creíble porque ella es más de “che, che, las papelas del camión”.

Claro que me creo que está pasando un mal momento pero también estoy convencido de que ella cree que tiene toda la razón del mundo. Nadie la baja de esa burra”, asegura el presentador sobre la intervención de esta en ¡De viernes!

“Reconozco que tengo debilidad por Maite Galdeano. Ya lo he escrito aquí cientos de veces. Es una fuerza de la naturaleza que seguramente canaliza mal sus emociones”, analiza.

“Televisivamente es hipnótica. Emocionalmente, un ligero desastre. Su hija Sofía es víctima de la megalomanía de una madre profundamente acaparadora”, opina.

Pero cree que “Sofía Suescun es inteligente”. “Muy inteligente. Y está sabiendo manejar la situación con delicadeza. Y Cristian, su hermano, es pura nobleza.

Cada vez le tengo más cariño. También a Kiko Jiménez, porque no es fácil navegar en un barco que intenta capitanear a toda costa Maite Galdeano. Todos los protagonistas de este culebrón me caen bien. Últimamente parece que me he comido a Gandhi”, concluye el catalán.