ESPECTACULAR: Silvia Intxaurrondo DESMONTA la INDUSTRIA del BULO

Silvia Intxaurrondo, periodista de larga trayectoria, aborda con lucidez uno de los temas más candentes de la comunicación actual: la industria del bulo. En una intervención que ya está generando amplio debate, Intxaurrondo desmenuza los engranajes de un sistema diseñado para manipular la opinión pública con fines políticos y económicos. Esta es una síntesis de sus reflexiones.

El bulo: un producto planificado

“El bulo no es un fenómeno, es un producto,” afirma rotundamente Intxaurrondo. Detrás de cada bulo existe una estrategia de manipulación cuidadosamente diseñada, orientada a influir en la opinión pública y generar polarización. La periodista recalca la necesidad de ampliar el foco y comprender que los bulos no surgen espontáneamente, sino que forman parte de una maquinaria con intereses muy concretos. Según datos de Newsguard y Comscore, en Estados Unidos la industria del bulo generó en 2021 más de 26.000 millones de dólares, lo que evidencia su magnitud y sofisticación.

El contexto histórico de la desinformación

Para Intxaurrondo, entender el papel de los bulos en el presente requiere un repaso histórico. Durante el franquismo, el monopolio de la información estaba en manos de uno o dos medios. Con la transición democrática, aunque se diversificó el espectro mediático, la desinformación continuó siendo una herramienta al servicio de unos pocos. En los años 90, los grandes conglomerados mediáticos mantenían el control tanto de la información como de la desinformación. El gran cambio, según la periodista, radica en que hoy en día los ciudadanos tienen herramientas para desenmascarar estas manipulaciones en tiempo real.

“Ahora podemos mirar a los ojos a esos grandes emporios de comunicación y ponerlos colorados,” señala Intxaurrondo, destacando la importancia de esta capacidad crítica para el avance hacia una sociedad mejor informada.

Los verificadores: ¿necesidad o estrategia?

Uno de los puntos más interesantes de su análisis es la reflexión sobre el papel de los verificadores. Para Intxaurrondo, la creación de estos actores responde también a una narrativa impuesta por la propia industria del bulo. Los medios tradicionales, según ella, deberían ser suficientes para desmontar noticias falsas. “Nos han convencido de que necesitamos verificadores, cuando en realidad los medios deberían asumir esa responsabilidad como parte de su labor cotidiana,” afirma.

El impacto de los bulos en la sociedad

El bulo no solo busca desinformar, sino también alterar el estado mental y emocional de la sociedad. Intxaurrondo explica que los bulos tienen como objetivo desconectar a las personas de las fuentes de autoridad, generar desconfianza y propiciar un caos en el que los propagadores puedan obtener beneficios políticos o económicos. Aunque los bulos han existido siempre, las redes sociales han amplificado su impacto al permitir su difusión instantánea.

“Lo que antes tardaba días o semanas en circular, ahora se propaga en minutos,” advierte. No obstante, la misma inmediatez de las redes también permite identificar y denunciar estas mentiras con rapidez, algo que considera una ventaja para combatir la desinformación.

La batalla por la credibilidad

Para Silvia Intxaurrondo, hay dos aspectos clave para plantar cara a la industria del bulo. El primero es dar la batalla por la credibilidad. Esto implica que los periodistas deben reconocer sus errores y corregirlos de forma transparente. “Un error no es un bulo. Es una equivocación que, si se corrige honestamente, no compromete la credibilidad del periodista,” explica.

El segundo aspecto es la defensa de aquellos periodistas que están realizando su trabajo con rigor y ética. Intxaurrondo subraya la importancia de garantizar condiciones laborales dignas para que los profesionales puedan desempeñar su labor en libertad. Además, llama a apoyar colectivamente a quienes son atacados por desmontar bulos o hacer preguntas incómodas. “Si no protegemos a quienes defienden la profesión, el periodismo estará en peligro,” advierte.

Un caso paradigmático

Durante su intervención, Intxaurrondo relató un episodio reciente en el que tuvo que confrontar una mentira del político Alberto Núñez Feijóo durante una entrevista. Aunque para ella fue una situación normal dentro de su labor como periodista, el episodio generó un gran revuelo mediático. “Lo sorprendente no debería ser que un periodista cuestione una mentira, sino que esto sea noticia,” reflexiona.

Este caso pone de manifiesto la necesidad de fortalecer la práctica periodística y fomentar una cultura en la que la verdad sea un valor innegociable.

El papel de los medios de comunicación

Intxaurrondo también señala la responsabilidad de los medios en la propagación de bulos. Durante años, muchos medios han permanecido en silencio frente a las mentiras difundidas por otros, lo que ha contribuido a legitimar informaciones falsas. Hoy, sin embargo, existe una mayor capacidad para denunciar estas prácticas. “Podemos señalar a un medio que está lanzando un bulo y decir: esto no puede formar parte del relato de la actualidad porque es falso,” afirma.

Aunque reconoce que esta práctica aún enfrenta resistencias, destaca que cada vez más periodistas y medios están dispuestos a alzar la voz contra la desinformación.

El análisis de Silvia Intxaurrondo es un llamado a la reflexión colectiva sobre la amenaza que representa la industria del bulo. Combatir este fenómeno requiere una acción decidida de periodistas, medios de comunicación y ciudadanos. La clave, según ella, está en la defensa de la credibilidad, el apoyo mutuo entre los profesionales y la denuncia constante de las prácticas deshonestas. En un momento histórico en el que la verdad está en juego, su mensaje resuena como una declaración de principios en defensa del periodismo y la democracia.