En los últimos días, la figura de Letizia Ortiz, consorte del rey Felipe VI, ha estado en el ojo del huracán debido a una serie de polémicas que surgieron durante una recepción en el Palacio de Marivent, Mallorca. Lo que debía ser un evento de gala terminó generando tensiones y disculpas oficiales por parte de la Casa Real.

El pasado lunes, durante la tradicional recepción en Marivent, a la que asistieron alrededor de 600 invitados, incluyendo representantes de distintas autoridades, premios Ramón Llull y otros sectores como la cultura, sanidad y turismo, Letizia Ortiz fue objeto de críticas por su comportamiento y postura. La recepción, que comenzó a las 21:00, rápidamente se convirtió en el centro de atención de los medios debido a varios incidentes protagonizados por la consorte.

Uno de los momentos más comentados fue la postura de Letizia durante el besamanos. En lugar de recibir a los invitados de pie, como es habitual en estos eventos, la reina consorte permaneció sentada en un taburete metálico. Esta imagen llamó la atención de todos, no solo por su rareza sino porque contrastaba con la presencia de la reina emérita Sofía, quien con sus 85 años se mantuvo de pie durante toda la recepción. Aunque algunos justificaron la actitud de Letizia por los problemas de dolor en su pie, otros invitados lo consideraron una falta de respeto y cortesía.

Otro incidente que generó controversia fue la actitud de Letizia hacia un perro guía que acompañaba a uno de los invitados. Sorprendentemente, Letizia mostró afecto hacia el animal, algo inusual dado su conocido desagrado por los animales, según varias biografías no autorizadas. Este gesto fue visto como un intento de suavizar la imagen que proyectaba al público y a los medios presentes.

Sin embargo, lo que más molestó a los asistentes y que provocó que la Casa Real pidiera disculpas, fue la temprana retirada de Letizia de la cena posterior al besamanos. La consorte se retiró a sus aposentos antes de lo previsto, sin despedirse de los invitados, lo cual fue interpretado como una falta de respeto y cortesía. La justificación oficial fue el dolor en su pie, pero esto no impidió que se generaran múltiples especulaciones y críticas. Algunos, como el periodista Mik Vasco, sugirieron que Letizia no soporta Mallorca ni a los mallorquines, y que su actitud refleja un desdén hacia las clases elitistas de la isla.

La Casa Real, consciente del impacto negativo de estos incidentes, tomó medidas inmediatas para mitigar el daño. Se ofrecieron disculpas privadas a los invitados más importantes, intentando calmar las aguas. Sin embargo, la impresión ya estaba hecha y los medios no tardaron en hacerse eco de la polémica, criticando la falta de modales de la consorte.

Estos gestos, aunque menores para algunos, reflejan las tensiones y desafíos que enfrenta la Casa Real en su esfuerzo por mantener una imagen de cordialidad y respeto hacia todos los ciudadanos. La actitud de Letizia, sea por problemas de salud o por desdén, sigue siendo un tema de debate y especulación entre el público y la prensa.

En conclusión, la recepción en Marivent que debía ser una celebración, terminó destacándose por una serie de incidentes que pusieron a Letizia Ortiz en el centro de la controversia. La Casa Real, obligada a pedir disculpas, busca ahora reconstruir la imagen dañada por estos eventos y restaurar la confianza y el respeto del público hacia sus figuras más representativas.