Doña Letizia pasó de ser una periodista en ciernes a la actual reina de España, pero es cierto que vivió una relación que tuvo que acelerar en muchos aspectos. Sobre todo, con el anuncio del compromiso con don Felipe.

El anuncio llegó el 1 de noviembre de 2003. La Casa Real comunicaba el compromiso matrimonial del príncipe Felipe y de la periodista Letizia Ortiz Rocasolano, que presentaba el Telediario de la noche, en La 1, junto al entonces jefe de informativos Alfredo Urdaci, y explicaba que la petición de mano tendría lugar cinco días después y que la boda se celebraría en Madrid, en la Catedral de Nuestra Señora de la Almudena oficiada por el cardenal Antonio María Rouco Varela.

Doña Letizia entraba en la historia de la realeza española, para sorpresa de la mayoría, que no entendía qué podría haber en común entre el príncipe de Asturias y una periodista de la televisión.

Entonces se supo que doña Letizia se había licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense y que la pareja se había conocido en el mes de septiembre del año anterior en casa del periodista Pedro Erquicia.

Parece que el Príncipe tenía mucha curiosidad por conocer a la periodista y que Erquicia organizó el encuentro.

Él consiguió su teléfono y la llamó. La relación, mantenida en secreto, se afianzó a partir de la primavera siguiente. Don Felipe tenía 35 años, doña Letizia 31.

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Unos días después del anuncio, el 6 de noviembre, la pareja apareció junta, por primera vez, ante las cámaras, en los jardines del Pabellón del Príncipe – a pocos metros de La Zarzuela –, donde vivía entonces el Príncipe y donde viven ahora ambos con sus hijas.

Sin soltarse de la mano, explicaron su decisión. Don Felipe habló de lo feliz que era y de lo enamorado que estaba de Letizia, «la mujer con la que quiero compartir mi vida y formar una familia».

Letizia, por su parte, aseguró entender la sorpresa que había causado su decisión, pero aseguró que era «una decisión madura, fruto de reflexiones muy intensas y, sobre todo, con el peso y la solidez del profundo amor que nos tenemos».

Explicó que, hasta entonces, había ejercido su profesión con ilusión y con fuerza y que de esa manera afrontaba «lo que ahora iniciamos, con responsabilidad, con ilusión y con vocación de servicio a España y a los españoles».

Las miradas de ambos no podían ocultar su amor. Pocas horas después, Letizia cumplió con su primer compromiso público acompañando a los Reyes al Teatro Real, junto a la infanta Elena y Jaime de Marichalar y la princesa Irene de Grecia. Se trataba de un concierto que ofrecía el violoncelista ruso amigo de la familia real, Mstislav Rostropovich, como regalo del 65 cumpleaños de doña Sofía, que había tenido lugar el día anterior.

Doña Letizia vestía el mismo conjunto de chaqueta blanca y pantalón negro con el que había aparecido por primera vez ante la prensa, esa tarde.

Parece que se lo habían prestado las estilistas de Televisión Española. Sostenía un chal de color negro en la mano y llevaba una media melena peinada hacia adentro, su peinado para aparecer en pantalla.

Brillaban en sus orejas unos pendientes diminutos.

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La Casa Real había confirmado que la pareja ya había estado en varias ocasiones con los reyes Juan Carlos y Sofía y que Letizia Ortiz era «una mujer seria, trabajadora, profesional, moderna y que ha tenido éxito en su trabajo» y que se trataba de una persona madura conocedora de que ser Princesa de Asturias y Reina de España implicaba una serie de obligaciones.

Los españoles también supieron entonces que había estado casada con su profesor de lengua y Literatura y que se había divorciado en el año 2000, tras apenas un año y medio de matrimonio.

A pesar de la alegría del momento, este dato desagradó a más de uno. ¿Cómo iba a celebrarse un matrimonio católico con una mujer divorciada? ¿Cómo podía aceptarse a una reina con pasado?

Pero los tiempos habían cambiado. Don Felipe siempre había sostenido que no se sentía obligado a casarse con una princesa. «Afortunadamente, la vida ya no es así, va por otros derroteros», había dicho en una entrevista concedida en Houston (Estados Unidos), en 1989.

El rey Juan Carlos no se había opuesto al enlace, como tampoco lo había hecho en el caso de las infantas. De hacerlo, se habrían tenido que pronunciar las Cortes sobre la boda, según queda establecido en la Constitución.

El heredero y todas las personas con derecho al trono no podían contraer matrimonio con la expresa prohibición del Rey. De lo contrario quedarían excluidas de la sucesión. Según se supo después, ni don Juan Carlos ni doña Sofía se entusiasmaron con aquella relación, pero Don Felipe, que ya había tenido varios noviazgos no oficiales, el último con

la modelo noruega Eva Sannum, que no gustó nada en España, aseguró ante sus padres que «lo dejaría todo», si no aceptaban su matrimonio con Letizia, según ha contado la periodista Pilar Urbano.

Los rumores sobre la relación del Príncipe y Letizia Ortiz corrían, desde hacía unas semanas, por las redacciones de los medios de comunicación.

Algunos periodistas dieron los datos del noviazgo, pero no el nombre de la periodista, como Rafael Manzano, colaborador de la Cadena Ser, en el programa Hoy por Hoy, que entonces dirigía Iñaki Gabilondo.

El periodista explicó que se trataba de una mujer muy conocida y que la Casa Real anunciaría rápidamente el compromiso para evitar las especulaciones de la prensa del corazón.

Los reyes han tenido momentos donde han mostrado su amor a toda España. / GTRES

La periodista Mariángel Alcázar fue la primera en atreverse a dar el nombre con una fotografía de la que iba a ser reina de España. Y Terelu Campos, presentadora entonces del programa «Con T de Tarde», en Telemadrid, dio directamente la noticia.

Ambas informaciones precipitaron el anuncio del compromiso. A las pocas horas, la Casa Real confirmaba la relación. El 31 de octubre fue el último día que Letizia presentó el Telediario.

Dejó de madrugada su piso de Valdebernardo, en Madrid, y se instaló en el palacio de La Zarzuela, donde vivió hasta su boda, el 22 de mayo de 2004.