La Infanta Cristina de España, hija del rey Juan Carlos y la reina Sofía, vive un momento crítico en su vida personal.

Desde hace años, ha enfrentado situaciones difíciles y desgarradoras, particularmente desde la separación de su esposo, Iñaki Urdangarin, debido a un escándalo de corrupción que manchó el apellido familiar.

Sin embargo, su situación emocional se ha visto afectada recientemente por decisiones tomadas por su propia hija, Irene Urdangarin, quien, en un inesperado giro, ha estrechado lazos con su padre y la nueva pareja de este, Ainhoa Armentia.

Tras años de alejamiento por los problemas judiciales y el consiguiente divorcio de sus padres, Irene ha decidido reunirse con su padre y su pareja actual, un hecho que ha resultado devastador para Cristina.

Según fuentes cercanas, Cristina se encuentra con el corazón roto y experimenta una profunda tristeza por la forma en que Irene, quien siempre había apoyado emocionalmente a su madre, ahora se abre a una relación cercana con Armentia, considerada como la “tercera en discordia” de este turbulento capítulo familiar.

Este acercamiento ha generado en Cristina un cúmulo de emociones, que van desde la decepción hasta la ansiedad y el desasosiego.

El impacto emocional para la infanta no se limita al aspecto personal, sino que también tiene que ver con las implicancias que este acercamiento tiene para su núcleo familiar.

La infanta, quien actualmente reside en Ginebra para cuidar a su hijo Miguel, quien se encuentra en rehabilitación tras un serio accidente, no puede evitar sentir que esta situación afecta la estabilidad de su familia.

Por otro lado, su relación con la reina Sofía sigue siendo un consuelo en estos momentos de dolor, ya que su madre siempre ha sido un gran apoyo y confidente para Cristina.

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