Los niños de la realeza, particularmente los bisnietos de la Reina Isabel II, no solo han heredado una tradición de poder y responsabilidad, sino que también disfrutan de un estilo de vida lujoso desde su nacimiento.

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Criados en un ambiente de amor y atención, estos jóvenes príncipes y princesas han sido testigos de un mundo lleno de privilegios, mansiones impresionantes, y comodidades que superan la imaginación de la mayoría de las personas.

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El Comienzo de la Tradición: Nacimientos en Hospitales de Lujo

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Hasta finales de la década de los 70, los nacimientos reales solían ocurrir en la privacidad de los palacios. Sin embargo, esto cambió cuando la princesa Ana, hija de la Reina Isabel II, dio a luz a su hijo Peter Phillips en el hospital St. Mary’s de Londres, en el Ala Lindo.

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Esta decisión dio paso a una nueva tradición en la que los miembros de la familia real comenzaban a nacer en entornos hospitalarios, aunque no en cualquier hospital.

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El Ala Lindo del hospital St. Mary’s es famosa por ofrecer servicios de maternidad de lujo que no se encuentran en instalaciones comunes.

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Las nuevas madres de la realeza, como la princesa Diana y la duquesa Kate Middleton, se alojan en habitaciones privadas equipadas con todas las comodidades modernas, como internet de alta velocidad, televisión, y refrigeradores personales.

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Además, el hospital cuenta con un equipo de chefs privados que ofrece un menú personalizado para las madres, y hasta el tradicional té de la tarde es servido en elegantes fuentes de porcelana.

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Cuando el príncipe Harry y Meghan Markle dieron la bienvenida a su hijo Archie, optaron por el Hospital de Portland, conocido por ser incluso más exclusivo que St.Mary’s.

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Este hospital privado es famoso por su cocina gourmet, donde se puede disfrutar de platos como langosta y fuagrás, además de ofrecer champán para celebrar. La estancia en este hospital puede llegar a costar hasta 500.000 libras, lo que equivale a unos 652.000 dólares.

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Viviendo en Palacios y Mansiones

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Después de los nacimientos en estos lujosos hospitales, los pequeños miembros de la realeza regresan a vivir en residencias que están muy lejos de ser modestas.

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Los hijos del príncipe William y Kate Middleton, como el príncipe George y la princesa Charlotte, viven en el Palacio de Kensington, específicamente en el Apartamento 1-A, que aunque se llame “apartamento”, es en realidad una residencia de cuatro pisos recientemente renovada.

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Esta lujosa propiedad incluye varias habitaciones principales, salas de estar decoradas con elegancia, y un jardín privado amurallado donde los niños pueden jugar con total privacidad.

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El príncipe George, por ejemplo, tuvo el privilegio de disfrutar de dos habitaciones en su casa desde su nacimiento, además de un patio de juegos donde podía disfrutar al aire libre.

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A pesar de haber perdido su exclusividad como hijo único tras el nacimiento de sus hermanos, el pequeño príncipe aún cuenta con un espacio considerable para jugar y crecer.

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Por otro lado, Archie, el hijo de Harry y Meghan, vivió gran parte de su primer año de vida en Frogmore Cottage, una encantadora casa de campo en Windsor que cuenta con 14 hectáreas de terreno.

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Antes de su llegada, la casa fue sometida a renovaciones por valor de 3 millones de dólares para adaptarla al nuevo miembro de la familia.

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Cuando Harry y Meghan decidieron retirarse de sus deberes reales, llevaron a Archie a vivir con ellos en Canadá, específicamente en una mansión valorada en 14 millones de dólares.

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Ropa, Juguetes y Educación de Lujo

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Los niños de la realeza también son conocidos por su impecable estilo y su educación en las mejores instituciones del mundo.

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Desde una edad temprana, son vestidos con prendas de alta costura, muchas de ellas diseñadas a medida.

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La duquesa de Cambridge, por ejemplo, es famosa por vestir a sus hijos con ropa de diseñadores británicos y europeos, contribuyendo a mantener una imagen de elegancia clásica y discreta que es admirada en todo el mundo.

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Además de su impecable guardarropa, estos niños tienen acceso a juguetes y actividades que reflejan su estatus privilegiado.

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Por ejemplo, se sabe que el príncipe George y la princesa Charlotte tienen acceso a todo tipo de juguetes educativos y divertidos, diseñados para estimular su desarrollo y creatividad.

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En cuanto a su educación, los hijos de William y Kate están inscritos en las mejores escuelas privadas de Londres.

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El príncipe George, por ejemplo, asiste a la prestigiosa Thomas’s Battersea, una escuela conocida por su enfoque holístico y su riguroso currículo académico.

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Aquí, además de las materias básicas, los estudiantes tienen clases de ballet, música, y deportes, todo en un ambiente inclusivo y alentador.

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El Futuro de los Pequeños de la Realeza

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Aunque están destinados a una vida de responsabilidades públicas, los niños de la realeza disfrutan, por ahora, de una infancia rodeada de lujo y cuidado.

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Sin embargo, este estilo de vida opulento también conlleva una gran atención mediática y una presión considerable para cumplir con las expectativas que se tienen de ellos como futuros representantes de sus países.

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Lo que está claro es que, ya sea en el Reino Unido o en cualquier otra parte del mundo, los hijos de la realeza disfrutan de un estilo de vida que pocos pueden siquiera imaginar.

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Desde su nacimiento en hospitales de lujo hasta sus impresionantes hogares y su educación de primer nivel, estos niños crecen en un mundo de privilegios que solo está al alcance de muy pocos.

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En definitiva, la vida de los pequeños miembros de la realeza es un ejemplo más de cómo la monarquía moderna, a pesar de estar más conectada con la realidad de sus pueblos, sigue manteniendo un nivel de opulencia y exclusividad que los distingue en la sociedad.

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Estos niños no solo son herederos de títulos, sino también de una riqueza y un estilo de vida que los seguirán durante toda su vida.

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