En una soleada tarde del sábado, en el pintoresco pueblo de Vilagarcía de Arousa, la familia real española, formada por el Rey Felipe VI, la Reina Letizia y la Princesa Leonor, fue vista dando un tranquilo paseo tras disfrutar de una comida en un restaurante local.

Lo que podría haber sido un simple paseo se convirtió en un evento lleno de detalles que, aunque aparentemente menores, no pasaron desapercibidos para los presentes, y menos aún para los medios de comunicación y sus seguidores más atentos.

Giả thuyết phi lý cho rằng Letizia Ortiz khinh thường thú cưng không thể tách rời của Felipe VI

El paseo tuvo lugar después de que Letizia y Leonor compartieran un almuerzo juntas, donde disfrutaron de platos tradicionales de la zona, como almejas, acompañadas por una copa de albariño para la Reina y agua para la Princesa.

Lo curioso es que Letizia, conocida por no ser aficionada al vino, esta vez hizo una excepción. Posteriormente, Felipe se unió a ellas para compartir un café y continuar con la salida familiar.

Lo que captó más atención fue la vestimenta de la Princesa Leonor, quien iba ataviada con el uniforme de la Academia Militar de Zaragoza, donde se está formando como futura líder del Ejército de Tierra español.

Aunque el protocolo militar permite vestir de civil en actividades privadas, Leonor decidió portar su uniforme completo, incluida una gorra que casi le cubría las cejas.

Esto sorprendió a muchos, ya que no es habitual que se utilice el uniforme en momentos de ocio, lo que generó interrogantes sobre los motivos detrás de esta decisión.

Quizás, una forma de subrayar su compromiso con su formación militar o, simplemente, una elección personal.

Durante el paseo, los Reyes y la Princesa caminaron por las estrechas calles del pueblo, saludando de manera rápida y algo distante a los curiosos que los reconocieron.

Felipe, siempre elegante con una cazadora azul marino y pantalones claros, lideraba el grupo, seguido de cerca por su hija, y Letizia cerraba la comitiva, con su característico estilo informal y un vaquero ajustado que dejaba ver su conocida dolencia en los pies.

Sin embargo, en medio de todo este despliegue de saludos protocolares, hubo un pequeño pero significativo detalle que no pasó desapercibido para una de las espectadoras: una señora, emocionada al ver a la familia real, sostenía en brazos a su perro, esperando que alguno de los tres le dedicara un gesto o una caricia al pequeño can.

Pero para sorpresa y desilusión de la dueña del perro, ni Felipe, ni Leonor, ni Letizia prestaron atención al animal.

Simplemente continuaron su camino saludando al resto de las personas, pero ignoraron por completo al peludo acompañante.

Este detalle no pudo evitar ser comparado con otras familias reales europeas, donde el trato hacia los animales es más cercano y afectuoso.

La difunta Reina Isabel II de Inglaterra, por ejemplo, era conocida por su amor hacia los corgis, y tanto el Rey Carlos III como la Reina Camila también han demostrado ser amantes de los animales.

En España, Doña Sofía, madre del Rey Felipe, siempre ha mostrado un cariño especial por los perros, habiéndose detenido en múltiples ocasiones para acariciarlos y charlar con sus dueños.

Entonces, ¿por qué la familia real actual parece no compartir este interés?

Esta pequeña anécdota desató una discusión sobre si la familia real española es la única en Europa que parece no tener una relación cercana con los animales, y en particular, con los perros, a pesar de que el Rey Felipe, en algún momento, tuvo uno.

Esta aparente falta de conexión con las mascotas generó comentarios, especialmente en un país donde los perros han pasado a ser parte fundamental de muchas familias y son considerados como “los mejores amigos del hombre”.

Mientras Felipe y Leonor seguían adelante con su paseo, saludando a los presentes, la Reina Letizia, siempre atenta y más cercana en su trato, se detuvo a hablar con un grupo de mariscadoras, gesticulando animadamente y mostrando una simpatía inusual.

Este gesto de cercanía, sin embargo, provocó una ligera tensión en el grupo. Al darse cuenta de que Letizia se estaba rezagando, Felipe y Leonor dudaron sobre si debían volver o seguir adelante.

Finalmente, Leonor, con una determinación que muchos han comenzado a atribuirle en su papel de futura Reina, tomó la iniciativa.

Decidió regresar junto a su madre, la rodeó con el brazo de manera sutil pero firme, y la invitó a continuar el paseo hacia el coche.

Letizia, sin embargo, parecía encantada con la conversación y se resistía a marcharse, prolongando unos momentos más su interacción con las mariscadoras.

Este pequeño momento de indecisión y “rifirrafe” familiar, aunque breve, fue captado por las cámaras y los ojos atentos de quienes presenciaban la escena.

Felipe, sin saber muy bien qué hacer, sonreía desde la distancia, observando cómo su hija tomaba el control de la situación.

Finalmente, la Reina cedió y los tres continuaron su camino, reanudando los saludos a las personas que ya habían saludado previamente, hasta que finalmente se subieron al coche y se marcharon.

El paseo de la familia real por Vilagarcía de Arousa, aunque lleno de pequeños momentos protocolarios y gestos de cercanía, será recordado por un detalle aparentemente insignificante pero que dice mucho sobre las preferencias de la familia: el perro, que no recibió ni una sola caricia ni palabra amable.

Una anécdota que, para algunos, puede parecer trivial, pero que para otros marca una diferencia notable en la forma en que los monarcas se relacionan con sus súbditos, incluyendo a sus compañeros animales.

Al final del día, mientras la familia real se retiraba en su coche, quedaba en el aire una pregunta que quizás muchos se hicieron: ¿realmente no les gustan los perros a los Reyes de España?

Mira el vídeo a continuación: